En pleno proceso de configuración del nuevo orden mundial, la Comunidad Iberoamericana de Naciones (22 países) tiene la historia, el ecosistema de funcionamiento y los elementos estratégicos necesarios para poner en valor su alianza y ser un jugador del ajedrez mundial. Sólo falta la voluntad política.
Después de casi una década dedicada profesionalmente al sistema multilateral iberoamericano, soy un convencido del potencial geopolítico que tiene. Las redes profesionales, los proyectos innovadores, los ejes estratégicos de cooperación, la coordinación de las patronales empresariales o los consensos en retos como las migraciones, el medio ambiente, los desafíos de la democracia o el uso de la tecnología, son algunos ejemplos de un espacio vivo que nada tiene que envidar a otros bloques regionales.
Soy muy crítico con la irrelevancia estratégica en la que algunos mantienen a la Conferencia Iberoamericana. Algunos Gobiernos o altos cargos creen que es mejor mantener el espacio en una zona de confort irreal, que es contraria al liderazgo internacional que se exige hoy a cualquier jugador multilateral con ambición que pretenda tener impacto geopolítico.
Es siempre un reto intelectual muy interesante compartir ideas con los alumnos de Máster en disciplinas de Relaciones Internacionales. A modo de resumen, algunas de las ideas que hemos podido compartir en la Universidad Complutense de Madrid:
- Urge identificar y promover la complementariedad entre la Conferencia Iberoamericana y la Cumbre Unión Europea – América Latina.
- Acecha una amenaza institucional y democrática sobre algunos países iberoamericanos que se enfrentarán a sus propios fantasmas en la próxima Cumbre de Ecuador en noviembre de 2024 en el auge del conflicto diplomático con México.
- El resultado de las elecciones presidencial mexicanas del 2 de junio de 2024 será clave para reconducir un liderazgo iberoamericano en el lado latinoamericano.
- Argentina muestra señales que no invitan a multilateralismo reforzado, pero su interés por ser aliado de la OTAN puede ayudar a seguir contando con el país como un actor regional e internacional que impulse el desarrollo.
Por último y desde el lado español, es inevitable que España reformule su estrategia con la Conferencia Iberoamericana. Es el nexo entre América Latina y Europa, es el principal motor del sistema iberoamericano y tiene la capacidad aunar posiciones en ambos lados del Atlántico. Para lograrlo, dos hitos a cortos plazo:
- El Senado de España ha iniciado una reflexión integral sobre la Conferencia Iberoamericana en la Comisión de Asuntos Iberoamericanos donde recibirán a decenas de personas expertas para emitir un informe de recomendaciones para el futuro. Labor imprescindible y que el Gobierno de España no ha sido capaz de liderar e incentivar.
- Es urgente, España debe asumir la Secretaría pro témpore de la Conferencia y celebrar la XXX Cumbre Iberoamericana en 2026 con una propuesta de agenda estratégica nueva para el siguiente ciclo. Tras Cumbres celebradas por países más humildes políticamente como Guatemala (2018), Andorra (2021), República Dominicana (2023) y la delicada Cumbre que se celebrará, hoy por hoy, en Ecuador (2024). En las próximas semanas España debería anunciar su candidatura e invitar al resto de países iberoamericanos y a la Unión Europea a diseñar juntos el futuro de la alianza iberoamericana en el contexto de la estrategia Europa – América Latina.